9/12/15

Poema de Gustavo Silva


Lina Cavalieri canta desde un billete
de cinco dólares

Otoño; septiembre 26, de 1931
Salvatore Chialdotti,
ácrata y tipógrafo de profesión
experto falsificador de cuanto papel moneda
exista y pueda llegar a existir,
conocedor de cada retorcido arabesco
e hipnótico vericueto gráfico,
diestro en orlas, volutas y filigranas,
siniestro causante de la estrepitosa caída
de los principales mercados europeos;
maximalista y máximo responsable
del crac financiero y crisis del año veintinueve

Salvatore Chialdotti,
el terror de la Reserva Federal
hoy preso, incomunicado y pudriéndose en vida
y a la sombra en el presidio estatal de New Hampshire
por adulterar en billetes de a cinco
novecientos noventa y nueve millones de dólares

Marche una ración de silla eléctrica para uno,
y dos mil cuatrocientos cincuenta voltios
en tan sólo quince mezquinos segundos
y al mejor estilo del foxtrot o del charleston
para Salvatore que prefirió la tinta,
el papel y la minerva al devastador instinto de la bomba

Marche una morgue fría y un bisturí express
sobre el pecho de un hombre que fue descubierto
por esa utópica torpeza de trastocar
el ceño fruncido de Abraham Lincoln
por el encanto inconfundible e imperecedero
del azul verdoso en la mirada de Lina Cavalieri,
soprano que hacía las delicias del cielo y del infierno

Salvatore Chialdotti,
el anarquista que adulteró la ridícula barba
del presidente Abraham Lincoln
por la desnudez alucinada de un cisne en fuga
como el cuello de Lina Cavalieri
en el frente de los billetes de cinco dólares

Salvatore,
el que mancilló la frase “In God We Trust”
por el irreproducible y antiamericano
“Ni Amo, Ni Dios, Ni Patria”
en el dorso de los billetes de cinco dólares y cero centavos

Y hoy, los encantos de la soprano
empapelan los cuatro costados
y el cielo hermoso y raso de su celda
y Lina Cavalieri canta,
canta sobre el plateado espectro del último instante
canta sobre el rojo otoño de hojas moradas
canta sobre el ajado pasado de cada rostro
canta un aria de ópera y sin coro
un aria vindicadora y sin responso
canta la más evocadora de todas las fiebres

Canta, y le inculca alas de mariposa
a la tozuda epopeya de una polilla,
canta y le escarba un amanecer de luz
a la llama mortecina del desespero
canta desde un empapelado de billetes falsos
canta Lina Cavalieri,
canta la autenticidad de aquellos sueños
que nada compran,
nada venden;
les sobra valor
y no tienen precio.


© Gustavo Silva

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

la verdad, gustavo, me enamoran estos dos personajes de tu poema, pero también la contundencia descriptiva que posees. felicitaciones. susana zazzetti.

9 de diciembre de 2015, 22:15  

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