27/9/15

Poema de Raquel Fernández


ORIEL

El alma al descubierto
vulnerable.
Estar así. Beberse a uno mismo.
Sollozar.”
Mía Gallegos

La mujer levita
amortajada con un camisón celeste.
Es el fantasma de una nuca rubia
cayendo de rodillas,
el déjà vu de una lengua atravesada
por un anzuelo de amapolas feroces,
la recordación de una boca viva.
Debajo de sus pies
el mundo
se ha quedado vacío de todo
menos de sus lágrimas.

Podría ser una virgen,
rubia,
con un manto celeste
(con un camisón celeste).
Podría ser la intención de lo sagrado.
Pero es una voz descosida de palabras,
Un ovillo de silencio y hambre.

Y sangra.


Oriel Briant, bella profesora de inglés residente en La Plata,  Buenos Aires, fue asesinada el 14 de julio de 1984 y encontrada poco después en un paraje al costado de la Ruta 2 por un automovilista que pasaba casualmente por allí. El principal sospechoso del crimen fue su esposo, Federico Pippo,  presuntamente ayudado por algunos familiares, mediáticamente conocidos como "el clan Pippo". Pippo fue  arrestado el 6 de septiembre de 1985 y posteriormente sobreseído en la causa. Oriel tenía 37 años. Su crimen aún continúa impune.


© Raquel Fernández

Etiquetas:

9 comentarios:

Anonymous Mariasilvia ha dicho...

"Un ovillo de silencio y hambre". Hay un atravesamiento de melancolía feroz en todo este poema. Pesa.

27 de septiembre de 2015, 22:03  
Blogger Raquel Graciela Fernández ha dicho...

Gracias, Mariasilvia. Es un poema que pertenece a mi último libro, "Interrumpidas", que recorre treinta años de violencia contra las mujeres y las niñas en Argentina, haciéndose eco de casos puntuales, algunos muy mediáticos en su momento, otros no tanto. Agradezco tu lectura y tu comentario. Cariños.

28 de septiembre de 2015, 12:21  
Anonymous Anónimo ha dicho...

tremendo, es lo que me gusta de la poesía, es que a pesar de las imágenes lúgubres (amortajada con camisón celeste), al punto de darle un toque sagrado (podría ser una virgen/podría ser la intención de lo sagrado) rememorando la historia de un crimen, tu poesía destila una belleza metafísica.
abrazos: Oscar Perdigón

29 de septiembre de 2015, 14:02  
Blogger Raquel Graciela Fernández ha dicho...

Muchas gracias, Oscar. El libro al que pertenece el poema es muy duro y fue muy duro escribirlo, poder contar historias trágicas sin dejar de lado la belleza de la palabra. Pero estoy muy feliz con el resultado y siento que, de algún modo, traer a estas mujeres a la memoria colectiva es hacerles, aunque sea, un poco de justicia. Un abrazo.

30 de septiembre de 2015, 9:23  
Anonymous Silvia ha dicho...

Bello y tremendo el poema. Imágenes que realzan lo sublime que hay en lo trágico. Me gustó mucho, Raquel.

Un abrazo, Silvia

30 de septiembre de 2015, 19:54  
Blogger ©Claudia Isabel ha dicho...

Impresionante el poema, como todos los tuyos.
Un abrazo

30 de septiembre de 2015, 23:37  
Blogger Raquel Graciela Fernández ha dicho...

Gracias, Claudia querida! Un abrazo!

1 de octubre de 2015, 13:42  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Raquel, cuántas imágenes para nombrar el dolor. Impresionante tu poema. Fuerte. Conmovedor.
Gracias, gracias!

Me llegó al hueso.

claudia tejeda

4 de noviembre de 2015, 9:57  
Blogger Raquel Graciela Fernández ha dicho...

Muchas gracias, Claudia! Aprecio mucho tus palabras. Encarar "Interrumpidas" fue encarar una lucha que me ha llevado a lugares insospechados. Gracias!

6 de noviembre de 2015, 22:34  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio