24/7/12

Poema de María Amelia Diaz



GRITO

A veces es un llamado frágil
apenas un rumor inaudible en lo profundo de los huesos,
como una diminuta raíz que cava entre la tierra oscura de la carne.

Después, se reconoce el golpe,
un ramalazo tendido entre diástoles y sístoles que galopa con sus cascos los charcos de la sangre
corre y arrasa el camino que le señalan las arterias
trepa, y golpea aldabas incesantes que retumban en la casa a oscuras del cerebro.
Como un chamán convoca a los poderes del nombre
que no encontramos, que no sabemos,
porque no hay palabras ni sílabas que expresen
con su alfabeto hambriento, el poder sagrado de las sombras.

Entonces sólo nos responde el grito,
desnudo grito hostil, jirón primero
que permanece sofocado en la trampa feroz de la garganta,
en la boca misma del abismo
justo al borde de toda expresión posible.
Trampa.
Y nos ahoga.

© María Amelia Diaz

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

María Amelia: un maravillosísimo poema, de terrible dolor, donde advertimos las raíces de la expresión dolorosa, su fuerza ingente que viene como una ola desde el centro del ser, como una tormenta del alma y el cuerpo que reacciona ante las injusticias, los agravios, el día a día de este mundo en el que todo es para unos pocos. Excelente tu poema, lo sentí muchísimo, con imágenes que surgen de tu espíritu profundo. Un gran poema de una gran poeta Irene Marks

26 de julio de 2012, 13:14  
Blogger Maju ha dicho...

María Amelia: Un magnífico poema que nos habla de lo indecible, que hurga en aquello que no se puede definir, pero lo hacés y con maestría. Me imaginé una cámara lenta que fuera poniendo en palabras sensaciones internas sobre algo fisiológico como podría ser un grito. Por otro lado: ¡Qué buen uso de la palabra "ramalazo"!, me encantó.
Saludos . María julia Druille

29 de julio de 2012, 22:25  

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